Aquellos que se preocupan por sus bebés se sentirán (lo más probable) culpables.
Si la negligencia es el resultado de que un padre esté ocupado (o sintiéndose así), no estarían contentos con la situación. Notarían cómo cambia el bebé con el paso del tiempo y cómo simplemente no están allí para presenciar el proceso. Se arrepentirían de la misma manera en que cualquier persona promedio se arrepiente de no haber podido hacer nada que se vea bien para ellos, pero que se posponga para siempre.
A los padres que no les importan sus hijos, así como a los que dependen totalmente de sus esposas para criar al bebé, nunca se les molestará ningún pensamiento o sentimiento de culpa; incluso podrían considerar que, al proveer a la familia o, incluso, al simplemente desempeñar su papel para traer al niño al mundo, son geniales y todos los demás deberían estar encantados de que estén cerca.
No se me ocurrirá ninguna historia personal; La literatura y, especialmente el cine estadounidense, tienen mucho que mostrar. El hecho de que la mayoría de estas historias termine con el problema resuelto indica claramente que el deseo general es que el padre esté allí para el niño, o dicho de otra manera: que los padres se esfuercen más y pasen tiempo con su hijo en cada momento es irrepetible .
Las cosas, por supuesto, se vuelven más complicadas si nos movemos fuera del mundo occidental; en, por ejemplo, lugares donde los niños simplemente son percibidos como mano de obra.