En última instancia, no puede obligar a nadie a que lo acepte o lo apoye.
Al final, debe decidir cuánto tiempo de espera y cuánto esfuerzo invertirá en ayudar a las personas, ayudarlas a comprender y darles tiempo para adaptarse a este cambio fundamental en su cosmovisión de quién es usted y su relación con usted.
Aquellos que se niegan a aceptarte, te apoyan o tratan de entenderte; solo tienes que dejarlos ir y atribuirlos a parte del precio de vivir de forma auténtica. No importa quiénes son. Tienes que dejarlos ir y su rechazo para cuidar y nutrir tu propio bienestar mental, emocional y físico.
Al mismo tiempo, abrace a aquellos que lo apoyan, que lo aceptan y lo apoyan. Trabaja en fortalecer tus lazos con ellos. Trabaja en la construcción de una nueva “familia” con personas que eligen activamente ser partes vitales de tu vida. La familia no es solo sangre. La familia también es la gente cuyas acciones hablan por sí mismas y cuyo apoyo, amor y aceptación nos ayudan a continuar convirtiéndonos en mejores personas.
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Habrá gente que pierdas. Habrá gente que ganes. Usted sabe a quién darle su energía y salud emocional.