Cuando discuto, sé dos cosas:
- Tengo que ser escuchado
- Si no lo soy, involuntariamente subiré de volumen hasta que grite y me enoje.
Para luchar contra esto, le pido a la persona con la que estoy hablando que sepa esto:
Cuando entro en una discusión acalorada, ya sea con alguien en mi vida personal o incluso con mi asistente, es imperativo que sepa que realmente me están escuchando. No solo me “uh-huh’ing”, sino que realmente me escuchas. Porque si no siento que realmente me escuchen, no puedo dejar pasar la situación y pasar al siguiente punto.
Cuando esté discutiendo con alguien con TDAH, intente que sea un punto para escucharlos de verdad y mostrarles que ha comprendido lo que han dicho. Ciertamente no tiene que estar de acuerdo con eso, pero al menos, hágales saber que los ha escuchado. Eso les permite archivar, compactar y pasar al siguiente punto. Si no estás escuchando, no podemos hacer eso, y simplemente lo diremos de nuevo, pero más alto. Eso nunca resuelve nada.
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Y luego, para mí, me exijo escucharlos sin importar lo equivocados que estén, y no interrumpirlos hasta que terminen. Luego les digo: “Bien, ahora voy a hablar, y necesito saber que estás escuchando”. Tengo una bola de estrés en la mano, y si siento que estoy empezando a levantar la voz o me enojo, Me concentro en exprimirlo.
Esto me ayuda.
¡Buena suerte! 🙂